En la profundidad de tus ojos entendí que quizás nunca podré tenerte, pero, si, transgredirte
siento
que
debería
olvidarte
dejar
de
pensar
en
tus
ojos.
Contigo sentí algo por primera vez: “lo doloroso
convirtiéndose en lo placentero y lo placentero en doloroso ”
(ambos principios dependientes, en su fundamento, la
razón de la satisfacción)
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